Hasta no hace mucho tiempo, el 80% de nuestro guardarropas era negro, nuestras paredes eran blanco antiguo y todo combinaba dentro del confort que brinda una paleta reducida de neutros. "Es relajante" pensábamos erróneamente. El color era importante, pero relegado sólo para los detalles y nuestra costumbre era tal que ¡incluso sacábamos las fotos en blanco y negro! Cada vez que veíamos una combinación de colores inesperada, como las de la casa de Monet de Giverny, decíamos "queda bien, pero no va con nuestro estilo".
El cambio empezó por apreciar más la belleza del mundo natural: llenando el balcón de flores (violetas de los alpes, malvones y violas), yendo cada vez más seguido al Rosedal de Palermo a oler las rosas, haciendo avistaje de aves y mariposas, notando el sutil cambio de color en el cuello de las torcazas que ahora visitaban nuestro balcón. Después siguió el análisis de todo aquello que nos gustaba: los frescos pompeyanos, la cerámica Qianlong, las acuarelas de Singer Sargent, y de la nada estábamos aprendiendo sobre pigmentos para hacer acuarelas artesanales, comprando cromolitografías de láminas de enciclopedias de ornamentos para inspeccionar de cerca los colores, vistiéndonos con colores más vibrantes...
El nacimiento de nuestro hijo y sus ansias de buscar con la mirada cada detalle de color que pudiese encontrar (en la habitación cuidadosamente decorada en colores neutros para que pudiese descansar mejor) hizo que tuviéramos que hacerle un móvil improvisado de tsurus (grullas) de origami multicolor, cuadros más llamativos, paredes y muebles pintados con combinaciones más estridentes que aprobó entusiasmado. Todo este proceso nos llevó de nuevo a la infancia, porque por más de que haya reglas en la teoría del color como el uso de opuestos y complementarios, en este proyecto confiamos más en la experimentación y la intuición. Notar cómo la aplicación de más y más color fue mejorando nuestro humor y nuestra productividad nos dio ganas de compartir con el mundo la riqueza y el poder de los colores.
Creemos que los productos seriados no pueden reflejar con autenticidad el caracter único de nuestra personalidad, por ese motivo ofrecemos productos de decoración con impronta maximalista para niños de todas las edades (incluso los que ya somos adultos).
Armamos secciones en donde explicamos con mayor profundidad qué hacemos y cómo lo hacemos.